jueves, 15 de enero de 2015

Orientación al cliente: SUSPENSO!

En estos días en los que acudo a las tiendas más de lo habitual, atraída por los descuentos de temporada, me he dado cuenta de que, en general, suspendemos, y con nota, en la competencia orientación al cliente, la cual podemos definir rápidamente como la actitud por detectar y satisfacer las necesidades del cliente, incluyendo el deseo de ayudarle.Y, a la que yo añadiría, realizado con la atención más amable posible.

Por ello, he decidido hacer una pequeña recopilación, basándome en experiencias reales de las últimas semanas, todas ellas en conocidas y en algunos casos también, prestigiosas, tiendas de nuestro país.

Así, os enumero a continuación, las 5 claves para aprobar en la competencia Orientación al cliente. Intento darle la vuelta a lo vivido y transmitirla en sentido positivo. Vamos allá:

CLAVE 1: Haz saber al cliente que le has visto y que, en cuanto te sea posible le atenderás. ¿Habéis vivido esa extraña e incómoda situación en la que entras a un establecimiento y el empleado parece querer evitarte?...Es absurdo, si vienes a comprar!o al menos a interesarte, pudiendo ser un futuro cliente...

CLAVE 2: Escucha activamente a tu cliente: mírale a los ojos y reformula aquello que te indica para asegurarte de haber entendido su necesidad. ¿Qué es eso de hablar a un cliente sin ni siquiera levantar la vista del listado de artículos que estás comprobando? El listado puede esperar...Tu cliente merece toda tu atención.

CLAVE 3: Ayuda al cliente en la medida de lo posible, aunque no puedas satisfacer su necesidad. Quizá esta vez no hayas concluido una venta, pero si le atiendes bien volverá. ¿Qué es eso de contradecir a un cliente negando que lo que busca existe sólo porque en tu establecimiento no lo tienes?

CLAVE 4: Actúa siempre correctamente con tus compañeros delante de los clientes. Gritar, corregir o dejar en mal lugar a un compañero delante de los clientes a quien deja en peor lugar es a ti.

CLAVE 5: Se corporativo en presencia de los clientes. No se trata de negar lo obvio, pero busca argumentos en positivo. Un cliente no tiene por qué pasar el incómodo momento de conocer tus quejas laborales, recordará esa mala sensación y seguramente le costará volver. Como bien dice el refranero español "no muerdas la mano que te da de comer".

En fin, para terminar con algo positivo destacar que entre todas las experiencias vividas en estos días también me he encontrado con un par de casos cercanos a la excelencia; aunque, por desgracia, han sido los menos.

Reflexionando, como siempre, sobre la profesión, me pregunto a qué se debe esta clara deficiencia en la atención al cliente que ofrece nuestro comercio. En mi opinión puede responder fundamentalmente a cinco carencias:

1. Desconocimiento o dejadez de la organización.
2. Ineficiente comunicación interna.
3. Incompetencia o lejanía, y por tanto desconocimiento, de los responsables de equipo.
4. Procesos de selección deficientes.
5. Inadecuada o ineficiente formación a los empleados.

¿Qué te parece?¿Estás de acuerdo?¿Has vivido experiencias similares?


viernes, 12 de diciembre de 2014

Saber priorizar

En línea con mi último post, y encontrándonos ya a medias de este último mes del año en el que habitual e inevitablemente todo son prisas y agobios para el cierre del ejercicio en nuestros entornos laborales; he decidido recuperar una lección sencilla que aprendí hace tiempo, pero realmente útil y de necesaria aplicación en nuestro día a día, la cual nos ayudará en la buena gestión de nuestro tiempo y colaborará a la conciliación de nuestra vida laboral y personal.

¿Cómo saber conciliar las actividades pendientes con nuestro tiempo disponible?, ¿cómo priorizar?. Para mí la clave está en clasificar adecuadamente las actividades pendientes valorándolas en relación a su importancia y urgencia.

Volviendo al maestro Covey, como ya hemos hecho en otras ocasiones, a continuación os dejo un cuadro representativo de la lección que hoy intento transmitir:




No obstante, lo suyo es crear nuestro propio cuadro de Importancia y urgencia, adaptado a nuestra realidad y a nuestras necesidades o las de nuestra organización.

El primer paso será, por tanto, definir, qué aspectos o actividades dentro de todas las que realizo son las más importantes y las menos, estableciendo así ya una primera priorización.

En segundo lugar toca identificar a qué hechos o circunstancias otorgo la capacidad de transformar cada una de mis actividades en urgentes.

Por supuesto este ejercicio debe realizarse periódicamente, ya que la posición que ocupamos en el mercado y nuestras necesidades u objetivos varían con el paso del tiempo.

Una vez que tengo claro qué tipo de actividad y circunstancias se encuadran en cada uno de los cuadrantes simplemente tendré que clasificar mis actividades en cada uno de ellos a medida que se me presenten y así ir afrontando su resolución del cuadrante 1 al 4.

Como indicaba al inicio es una teoría y un ejercicio sencillo, con un gran potencial para la gestión de nuestro tiempo, pero que apenas unos pocos realizan a la hora de planificar sus tareas.

Un aspecto en el que erramos muy habitualmente y muy importante es tener claro qué es urgente para mis intereses y qué lo es para los intereses de mi cliente, proveedor, compañero o cualquiera otro actor con el que nos toque trabajar. Si es urgente para los intereses de ambos o para los míos perfecto pasar dicha actividad a las primeras posiciones, pero ojo si el que tiene prisa es sólo el otro...Analiza los pros y contras de atender su necesidad antes de pasarlo a tus actividades urgentes.

Una habilidad fundamental para ayudarnos a que este ejercicio sea eficaz para nuestro día a día es saber decir que no, a aquello que no sea importante y urgente. Aprender a aplazar, posponer o descartar compromisos en el desempeño de nuestra tarea es realmente una asignatura pendiente, eso sí, hay que hacerlo siempre con asertividad.

Quizá pueda haber un hueco para ella entre vuestros propósitos para el año nuevo...Ahí lo dejo.

¡ Felices días para tod@s !

miércoles, 22 de octubre de 2014

Tic tac tic tac

Este fin de semana llega el cambio horario pertinente a la época del año en que nos encontramos, hecho que me ha animado a escribir este mes sobre un tema que llevo rumiando hace unas semanas...

Más alejado en el tiempo, antes de que este tema cobrara relevancia para mi, recuerdo que ya se habló en los medios de comunicación sobre la posibilidad de que se cambiasen los horarios en nuestro país...Como todo cambio generó defensores y detractores. En mi caso se desvaneció sin generar en mi un posicionamiento claro al respecto...

Sin embargo, aunque la tormenta mediática parece haber dejado paso a la calma, es ahora cuando en mi se ha despertado la inquietud sobre este aspecto de la vida de todos nosotros y sobre el que, ahora si, creo que es necesario efectuar cambios.

En primer lugar no estoy nada de acuerdo con ciertos aspectos muy habituales en los horarios de trabajo españoles, como es el caso de empezar después de las nueve de la mañana, o la pausa de dos horas para comer, lo que alarga la duración de la jornada hasta las 8 de la tarde o más...

En mi opinión, muchas de las jornadas que existen en nuestro país no son en absoluto beneficiosas ya que van en detrimento de la conciliación con la vida familiar y de otros aspectos fundamentales para nuestra salud y desarrollo personal como puedan ser hacer ejercicio, ir a clases de inglés, tener tiempo para leer o quedar para tomar algo con los amigos.

En consecuencia soy una fiel defensora de adelantar el inicio de nuestras jornadas y de la jornada continua o bien partida con una mínima pausa de 45 minutos- 1 hora para el almuerzo.

Creo firmemente que el rendimiento en este tipo de jornadas es más alto.

De hecho no lo digo yo, existen estudios, como por ejemplo el del Gobierno Vasco, que demuestran que la jornada continua incrementa la productividad y reduce el estrés y el absentismo, además de mejorar la vida personal de los empleados, reducir las emisiones de CO2...

No debe ser cuestión del número de horas que pasamos en el trabajo, sino de aprovechar bien, al máximo, las horas que pasemos en el mismo.

Debemos cambiar el concepto y pasar de pedir a los empleados cantidad de horas a pedir calidad de esas horas.

Ahora bien, para poder afrontar un cambio así en la realidad laboral de nuestro país, e incluso plantearnos el reducir nuestra jornada laboral; antes deberíamos hacer una importante labor de autoanálisis y concienciación.

Preguntarnos si somos capaces de asumir una serie de responsabilidades en cuanto a la productividad y la eficiencia Y deberíamos hacerlo todos: empleadores y empleados.

Una buena pregunta para empezar podría ser ¿cómo es posible que Bélgica sea el país más productivo de Europa, si trabaja 113 horas anuales menos que nosotros?

O, ¿Cómo es posible que trabajando 65 horas más que en el Reino Unido nuestra producción sea la mitad que la suya?

Ahí lo dejo...

Y hay otro aspecto, para mi sorprendente (muy sorprendente) que no quiero dejar de comentar.

Es el hecho de que la mayoría de trabajadores que conozco, aunque se quejan de sus horarios actuales, no están dispuestos a introducir cambios en sus rutinas diarias, a reorganizar sus familias ni sus tiempos, ni aunque sea para estar mejor.

No lo entiendo. (Os dejo el enlace a un antiguo post sobre gestionar el cambio)

¿Y qué hacemos entonces?Pues seguir quejándonos sin cambiar nada. Que parece una actividad a incluir entre nuestros deportes nacionales.

Sigo hace poquito la actividad de la Comisión para la racionalización de los horarios europeos y confío en comenzar a ver algún cambio a no mucho tardar, o al menos, que el debate vuelva a los medios de comunicación.

Lo que está claro para mí es que es un cambio factible y necesario, y que sería positivo tanto para la marcha general de la economía del país como para las vidas particulares de cada uno de nosotros.

Como cierre simplemente recordar que sólo tenemos una oportunidad de disfrutar aquí y que el tiempo no se para...Tic tac tic tac...

Os dejo dos citas de Séneca que he tomado prestadas del último post publicado en el blog de mi amiga Ana María López de San Roman:

" La vida es corta sí, pero, tenemos tiempo suficiente para realizar todo lo que queramos, el problema viene a ser la gestión del tiempo"

«Tú no tienes tiempo para nada y la vida corre; entretanto llega la muerte y para
ella, quieras o no quieras, vas a tener todo el tiempo del mundo» 


¿Dispuesto a cambiar tus rutinas?


Nos vemos el mes que viene...¡Feliz cambio horario!

lunes, 8 de septiembre de 2014

Alianzas en lugar de compromisos

Hoy comparto el post publicado la semana pasada en el Foro José Herrador de Recursos Humanos:

Hace unos días leí un artículo en el confidencial, (gracias al fluir de información entre colegas por las redes sociales) en el que se exponían los riesgos en los que está cayendo la empresa en cuanto a las relaciones entre empleados y empleador; hablando fundamentalmente de desconfianza mutua y posiciones enfrentadas.

En dicho artículo se mencionaban, ¡cómo no! ejemplos tales como Silicon Valley, y los modelos de relación laboral allí existentes.

Y no pude evitar pararme a reflexionar sobre la situación en nuestro país… ¿Será realmente posible conseguir algo así en España?

Yo sueño que sí, pero, algún día, porque…Sinceramente colegas, ¿cuántos de vosotros percibís en vuestro día a día relaciones laborales del tipo de las que sabemos que serían mejores que las habituales hasta el momento?

Dicho esto y volviendo al artículo, además de algún otro concepto de los que se tratan en el mismo, como el cambio de la temporalidad de las relaciones laborales, llamó especialmente mi atención la propuesta de sustituir el Compromiso por ALIANZA.

¡Genial!

Todo el año pasado oyendo hablar de la importancia del compromiso y de la dificultad de medirlo y puede que ya…Debiéramos estar en otra cosa!

Y me puse a investigar sobre uno y otro…

El Compromiso se define como “obligación contraída por medio de promesa, acuerdo o contrato”.

Analizando la definición de Alianza compruebo que, se realizan de igual forma: mediante “acuerdo o pacto hecho entre dos o más personas...”

Y resulta que la de ambas es la misma que para el básico contrato de trabajo…

A veces, sobre todo ahora que estamos en crisis, parece que se nos olvida la figura del contrato de trabajo sin más: acuerdo o pacto; el cual, (tal y como creo recordar haber estudiado en la facultad de Derecho), es bilateral (no de adhesión, quizá de esto hablemos otro día en otro post) y en el que cada una de las partes tiene una necesidad satisfecha por la otra y (esta parte es la que se nos olvida) viceversa.

Y creo que quizá con el compromiso pasaba igual, se nos olvidaba la segunda parte y así se entendía como una obligación contraída, del otro para conmigo, por acuerdo de ambos, pero no necesariamente para ambos, no de mí para con el otro…

Ahora bien, con la definición de ALIANZA será más difícil dispersarnos, ya que se añade un matiz fundamental de forma explícita: "hecha a fin de avanzar objetivos comunes y afianzar intereses en común".





Hablemos ya, por tanto, de Alianza en lugar de Compromiso.







Siguiente reflexión: ¿compartimos intereses comunes en España empleadores y empleados? 

Yo creo, tristemente, que no.

Opino que la relación está viciada desde lo más profundo, de forma culturalmente natural. 

Como parece ser habitual en nuestro modus operandi una vez que nos hemos posicionado en un bando u otro somos incapaces de ser empáticos con quien tenemos enfrente y, normalmente, a partir de ahí gestionamos toda situación que se nos presente con el otro en términos de contienda.

Nos centramos en lo que nos separa en lugar de en lo que nos acerca.

¿Cómo se entiende si no que nadie comprenda esa posición intermedia en la que nos encontramos los de RRHH?; lidiando día tras día con que uno siempre piensa que remas a favor del otro y viceversa.

Una vez realizada esta reflexión mañana mismo, a primera hora, seguiré trabajando para ambos, con el objetivo ya de hablar de alianzas en lugar de compromiso, pero…

No puedo evitar tener la convicción de que antes hay algo que resolver.

Si primero no cambian las ideas de la RRLL de raíz, desde dentro, desde los protagonistas, desde empleador/empresario/organización y empleado/trabajador/colaborador, nada tendremos que hacer los de RRHH.

Mmmm...¿Y cómo cambiarlo? ¿Cómo incidir de forma profunda en los comportamientos, actitudes y disposiciones de nuestros protagonistas en y ante las relaciones laborales?

Mi respuesta es con mucha Formación y, sobre todo, trabajando en la mejora de la Comunicación.

Os pregunto, abro debate, ¿cuáles son las vuestras? ¿Creéis que el cambio es posible en nuestro país? ¿Lo veremos antes de jubilarnos?

Si queréis consultar el artículo completo podéis hacerlo en el siguiente enlace:

lunes, 4 de agosto de 2014

Del empleado al colaborador

O de cuando un jefe supera el complejo de Wendy...

¿Habéis pensado alguna vez lo que se parece una empresa, departamento o área a una familia? 

Yo si.
En ocasiones me parece que los empleados son como los hijos y los jefes como los papás, pero en diferentes épocas de la vida.

Tenemos los empleados bebés, los empleados adolescentes y los empleados adultos; y en la evolución de una fase a otra juegan papel fundamental los responsables.

Si pensáis un poco no os será difícil recordar...

Un jefe obsesionado con controlarlo absolutamente todo, lo cual les lleva a ejercer un constante estar encima de sus empleados.

En los empleados puede generarse la idea de que el jefe no confía en ellos.

La sensación de que tu responsable no confía en ti suele llevar, con el paso de no excesivo tiempo, a dejar de esforzarse en cierto modo, ya que, "ya vendrá él y lo comprobará" o "para qué me voy a esforzar si igualmente lo cambiará a su criterio finalmente"...

Sin embargo,y hablando en general, cuando un jefe entrega a un empleado una responsabilidad, lo que éste siente es orgullo y una fuerte motivación que le hace trabajar con esmero día tras día hasta conseguir el objetivo.

Bien, ya tenemos al empleado bebé y al empleado al que han dejado hacerse mayor. La diferencia entre uno y otro es el mejor aprovechamiento del conocimiento de nuestra organización y muy probablemente la mejora de la productividad y eficiencia.

Por otro lado, los jefes controladores suelen sentirse desbordados y sin tiempo para nada, casi ni para dormir. Se echan encima un montón de responsabilidades que tampoco les tocan o que podrían delegar; lo cual les distrae, además, de la gestión de asuntos realmente importantes. ¡PELIGRO!

Y recordando, recordando...

Encontramos por último al jefe que delega, el cual se puede ir el viernes a las dos tranquilamente de fin de semana y disfrutar de su vida personal, ya que está seguro de que su colaborador lo hará bien; quizá no como lo habría hecho él, pero bien al fin y al cabo.


Creo que hace un par de meses el libro del mes en este blog fue la "Jornada laboral de 4 horas". Aún hay muchos responsables en nuestro país a los que les vendría bien para estas vacaciones, pero claro, ¡ no tienen tiempo para irse de vacaciones y mucho menos para leer!

Este mes me dirijo a los responsables de equipos y les invito a hacer la reflexión sobre de qué edad son sus empleados, y sobre cómo les tratan, por un lado; y por otro, a que se convenzan de que nadie es imprescindible y que la mayoría de las veces caben diferentes soluciones a un mismo asunto siendo ambas igual de válidas.

¿Piensas en tu gente como empleados o como colaboradores?

Os deseo a todos una felices vacaciones en desconexión total.

Nos vemos en Septiembre...